Hay personas que te cambian la vida, para bien o para mal. Y aún sea para mal, Dios transforma la maldición en bendición.
Dios nos llamó a ser bendición. Me propuse a ser bendición para otras personas. En estos tiempos, encontrar personas con el mismo propósito parece muy difícil, pero todavía existen. Agradezco a Dios por que ha colocado personas de bien y de gran bendición en mi camino.
En este libro quiero hablar de cómo Dios usó a éstas persona de bien y les dio sabiduría para actuar en momentos muy decisivos para la edificación de la iglesia y el avance de la obra.
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